Aula Lapuerta

Fecha publicación: 24/01/2023


Exorcity monumental Granada

Granada es la ciudad más increíble del mundo. Como también nos lo parecieron en esos 9 años que impartimos Máster Habilitante, Madrid, Barcelona, Lisboa, Oporto, Zagreb, Málaga y, antes, la costa mediterránea, “La Costa Nostra” (Vol. I, II y III). Lugares apasionantes antes de desembarcar en ellos y aún más después, cuando salimos con proyectos que nunca olvidaremos, algunos muy conocidos.

“La dicha perpetua, el éxtasis continuo” reza parte de una larga frase encontrada en el estanque reflectante del Palacio de Gomares.

Granada es hoy una ciudad pequeña que alfombra las faldas de las montañas de Sierra Nevada. Fue la última capital musulmana de la península ibérica durante 781 años, y fue en 1330 la ciudad más poblada de Europa. Tomada por íberos, romanos, visigodos, bereberes, y musulmanes desde el 711. Se tarda el mismo tiempo en llegar a las pistas de esquí que a sus playas y, en algunas épocas del año, puedes esquiar y bañarte en el mismo día. Es un centro de la música flamenca, que todavía escapa de algunas cuevas del Sacromonte, pero hoy también de la música Trap, Indie, o el Jazz.

Granada se asienta entre dos colinas separadas por el valle del río Darro; la colina de la Sabika (donde se encuentra la Alhambra) y la de San Cristóbal (Albaicín y Sacromonte). Otro río, el Genil, discurre por la Vega. Arranca con una centralidad asociada a lo sagrado y a barrios que poseían identidad propia. Todo nos parecía adecuado para ese escenario donde trabajar en el Máster habilitante: topografía, superposición de culturas, estructura urbana, monumentalidad compleja.

Los monumentos, según aquel archiconocido manifiesto sobre la monumentalidad, “son aquellos con los que los hombres crearon símbolos para sus ideales”. ¿cuáles son hoy esos ideales? Y, más adelante Sert, Giedion y Léger, ajustan: “sólo son posibles en épocas en que ha surgido una nueva conciencia”. ¿Cómo son los monumentos de unos arquitectos que nacieron con el siglo? ¿De qué escala? ¿Al ruido de una época o al silencio?

Cuenta la leyenda que Granada debe su nombre a una de las hijas de Noé, llamada “Grana”, aunque parece más probable que venga del árabe “Gar-anat”, ciudad de los peregrinos y hable de la llegada de los judíos. O quizás de la antigua ciudad romana en el Albaicín, que se llamaba Hizn Garnata, medina Garnata. O de la fruta típica de la ciudad, sólo de ésa. O de todas a la vez para aproximarnos a su duende.

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